Siempre he pensado que los bebés tienen esa capacidad de hacernos vivir en el presente. Sus risas, sus intentos torpes de descubrir el mundo, cómo se llevan los pies a la boca como si hubieran encontrado el mayor tesoro… todo eso tiene una magia difícil de explicar.
A veces pienso en lo que sentirán al ver esas fotos cuando sean mayores. Es como un regalo para ellos, para que recuerden cómo comenzó todo, incluso antes de que tuvieran memoria para ello.